Hoy día corresponde hacer la evaluación de lo que ha sido el tiempo de misiones. Aprovechando la presencia del P. Alex, nuestros pastores le rogaron que nos ofreciera un tema, acerca del compromiso y el apostolado.
Si, es lo que hacía falta, hacer ante Cristo un compromiso. Para tal tema se recurrió a las palabras del P. Alberto Hurtado donde habla del Cuerpo Místico de la Iglesia y nuestra iglesia cotidiana, en la cual participamos todos los días, la que está inmersa en el mundo.
Así que luego de los servicios, ordenamos el comedor y nos dispusimos a compartir, rezar, cantar y jugar. Por mientras que evaluamos la misión, los jupachinos y los monaguillos de Judas Tadeo fueron a compartir otros asuntos.
En la tarde, fuimos por última vez a la isla, tratamos de disfrutar al máximo, en botes, jugando naipe y tomando soooooool.
Bien, por último, no podía fallar la Eucaristía en la Capilla del Hospital, donde la tía del P. Ramón hace su apostolado desde hace mucho tiempo como consagrada. Fue hermoso recoger el testimonio de las monjitas que han estado casi 40 o más años ahí acompañando a los enfermos en sus momentos de dolor y prueba... nos dejó un hermoso testimonio de que no se necesita emigrar de nuestro apostolado buscando experiencias mayores... no, hay que hacerlo siempre de mejor manera, sabiendo que es por Cristo y a Cristo quien hacemos este apostolado. Ellas son muy felices como religiosas. Bueno, en lo personal calleron algunas lágrimas, pues, a veces nos desgastamos buscando donde servir, cuando pudiésemos hacer lo ordinario de forma extraordinaria.
Bueno agradezco lo que ellas nos comunicaron en la Eucaristía. Afuera nos tomamos unas fotos y luego volvimos hasta el internado. Era la última noche, así que a celebrar, compartir y llevar recuerdos de Panguipulli, quizás por última vez.
Se vienen las fotos del último día de regreso.
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