jueves, 19 de julio de 2007

Primera Misa: Tucapel

Bueno, este es el turno de Tucapel, la sede parroquial, para dar las gracias a Dios por Javier, nuestro nuevo Vicario.
Hasta Tucapel llegué temprano para ayudar en unos trabajos de la U del sr párroco. Así que aproveché de almorzar con la tía Margarita, P Javier y su profesora. Fue interesante el almuerzo, ella nos contó mucho de sus viajes al extrangero y de la imagen que se tienen de los chilenos.

Bueno, respecto a lo que nos compete de la Eucaristía. Llegaron a Tucapel el Padre Miguel, que hace mucho tiempo que no visitaba a sus feligreses. Así que fue de asombro para muchos. Un amigo que estuvo también de Los Angeles fue Iván García, compañero de seminario de Javier y también un gran amigo mío. A esto, él se hospedó en mi casa.

Lo turbió lo marcó un triste acontecimiento. Ya en la sacristía, se desapareció un celular a uno de los monaguillos. Este hecho pasó casi desapercibido. Pues todos llegaron a revestirse y nadie ahí parecía preocupado de los bienes de los demás.
Así comenzó la Eucaristía. Tampoco hoy apareció P Monchin, pero según nos enteramos por Paola (que todo lo sabe), el padre estuvo algo complicado de salud.

El guión estuvo por parte de Don Eduardo Vielma, quien lo hizo muy especial y cercano. La predica estuvo de parte de Javier. Las comunidades cercanas estuvieron presente en la presentación de las ofrendas, donde llevaron tortillas, pescados, miel, etc... lo más representativo de sus comunidades. Este considero un punto muy importante y que muy bien se preparó, sé que el detalle lo organizó la tía Cecy, quien estaba este mismo día de cumpleaños junto con la Mariana.


Algo entretenido pasó en la foto superior, fue que mientras se preparaba el altar con los dones, a nuestro amigo párroco se le olvidó quien presidía y, tomó la sede... (es decir se sentó en el asiento principal que correspondía a Javier), bueno, cuando se dio cuenta o se lo hicieron saber, fue un momento de silencio cómico (nos apretábamos la watita en el coro y menos mal, el padre Tomás no miró hacia adelante, pues, más rojo se hubiera puesto). Jejeje.


El pastor nos enseña y nos parte el pan. Recibimos la comunión de sus manos. Luego se interrumpió la ceremonia, antes de las palabras de los padrecitos (Javier y Tomás), para hacer un signo que dirigió don Eduardo Vielma (ya algo familiar, pues lo hicimos si no me equivoco para el día del párroco o el aniversario del padre Tomás).



Ahora comparto algunas fotos del cocktail. Pero continúo la historia que comencé antes de la Eucaristía. El celular del Alexis (negro) también se extravió en la sacristía, entonces realmente se puso la cosa más tensa. Pues, ya aparecían los primeros sospechosos, pues la puerta no quedó bien cerrada.
Con la gente fuimos pasando hasta el salón parroquial, donde se leyó un pequeño discurso por parte del señor Mardones y luego de la bendición, al ataque.

El primer final de la historia que les contaba fue, que uno de los celulares apareció. Entonces las esperanzas por que apareciera el segundo fueron mayores... como también las sospechas. Luego de la torta la gente comenzó a retirarse, nosotros, los caseros, comenzamos a buscar el celular. Y yendo para la casa, quise entrevistar a las tías de la cocina, quienes estuvieron cocinando en un reducido espacio y no compartieron como los demás con el Padre Javier... por ellas me "pongo de pie"y las felicito... así que dejaron un recuerdo:




También los monaguillos, los que más buscaban los celulares se tomaron una foto. Nosotros nos fuimos preocupados a la casa. Nos tomamos un bajativo esperando al Padre Tomás que nos iría a dejar a Huépil con Miguel, Iván y la Paola. Entonces, cuando reía la tía Cecy de que sus cosas estaban en la oficina.. descubrió que también estaba extraviado su celular...

Ahora si que se pusieron negras las cosas en la casa... no sabíamos si reír o llorar, jajaja. Así que amigos, porfavor no se pierdan en la parroquia, mejor en Huépil, ya que aquí, todos pasan susto, jejeje. La torta que figura sobre la mesa nadie la tocó, si sirvió para los cafecitos posteriores con la tía Margarita.
Agradecimientos a la comunidad de Tucapel que nos acogió con mucho cariño a pesar de andar de extrangeros, jejeje. El final-final de esta historia, fue que se encontró el celular de Alexis pero sigue extraviado en algún lugar de Tucapel, el de la tía Cecy.

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